MI MANIFIESTO

La privacidad es tu poder para decidir qué fragmentos de tu alma expones al mundo, en qué manos los depositas, bajo qué cielo los liberas.
La privacidad es un refugio donde poder esconder tus heridas, donde custodiar tus palabras como balas en la reserva.
La privacidad es lo único que separa tu vida de un escaparate. Es el gesto de tapar tu diario con la mano cuando alguien se acerca.
Gobiernos y corporaciones mapean tus pasos, tus pausas, tus dudas, saben que leíste aquel libro, que dudaste del himno, y lo usan para denegarte empleos, cerrarte puertas, borrar o poner tu nombre en los registros.
Criminales desentierran tus secretos y destrozan tu vida con un clic, y tú creyendo que un «acepto « es solo un trámite.
Te observan en el supermercado, en el hospital, en el refugio de la almohada. Te reducen a patrones, a tendencias, a riesgo calculado.
Quieren tus búsquedas nocturnas, tus fotos desenfocadas, los temblores de tus manos al escribir una confesión. Quieren vender tus rincones al mercado de la vergüenza.
No les entregues las llaves ni les muestres el camino a tu santuario interior, solo a ti te pertenece, custódialo, evita el asedio.
Te enseñaron a temer el anonimato, a verlo como el disfraz del peligro, como la guarida del culpable.
El presente apesta a control y vigilancia, a leyes que te abrazan como suaves serpientes, a algoritmos que deciden lo que sientes antes de que lo sientas. Te escanean, te venden, te moldean.
Deepfakes, chantajes, cicatrices digitales imposibles de borrar. Cada dato, una bala en el cargador de alguien más, cada foto, un secreto convertido en mercancía.
La privacidad no se negocia, se defiende con rabia silenciosa.
La privacidad no se pierde de golpe. Se desangra en pequeños permisos, en comodidades baratas, en sonrisas vacías, en apariencias que compras.
La privacidad no muere de un disparo, no la arrastran gritando por las calles, no la ejecutan en público con honores. Muere lentamente, despreciada, desatendida por el scroll ansioso, bajo la luz azul de las pantallas, entre selfies y notificaciones. Se entrega a cambio de nada, de un meme, de un filtro, de un 5% de descuento que nunca necesitaste. Como rescate que pagas por el secuestro de tu atención.
¿Crees que eres libre porque todavía te dan a elegir entre la pastilla roja o la azul?
La libertad no es elegir entre dos tipos de veneno. La libertad es la posibilidad de desaparecer cuando quieras, de ser nada y desde esa nada, nacer de nuevo.
No aceptes la mentira cómoda, desconfía del algoritmo que te acaricia el ego, mientras te despoja del alma.
Usa cifrados como escudos, como murallas que blinden tus palabras, contra el asedio de miradas voraces. Cifra tus palabras como quien guarda un secreto sagrado, navega en las sombras, sé río subterráneo, sé viento indomable.
Cifra tus mensajes y guárdalos en botellas herméticas, lánzalos al mar de lo insondable, de lo indescifrable, donde solo quién tú quieras podrá entenderlos.
Bórrate de sus plataformas. Están subastando tu vida en el mercado. Despréndete de sus cadenas, deja de ser un número en su inventario, arráncate la etiqueta de ganado en venta.
Descubre otros canales donde desarrollar relaciones valiosas con personas que quieren ser libres como tú. Apoya las comunidades de gente que ansia la libertad como su principal valor.
Los gobiernos, con manos ávidas y promesas falsas, se alimentan del sudor de tu frente, del tiempo que arrancas a tu vida para ganarte unas monedas vacías, sus vacías monedas.
Niégales el fruto de tu trabajo, no los alimentes, son parásitos que se defienden con el monopolio de la violencia.
Cada impuesto, cada tributo, es una gota de tu esfuerzo que cae en un pozo sin fondo, donde se diluye en corrupción, en proyectos vanidosos, en guerras que no pediste y en lujos que no merecen. Solo les interesa mantenerse en el poder, abre los ojos.
Tu dinero, ganado con sudor y noches en vela, se convierte en su botín, en su herramienta para perpetuarse, mientras tú te ahogas en deudas y promesas rotas.
Ellos gastan lo que a ti te cuesta tanto ganar, lo malgastan en sus propios fines, en su teatro de ineptitud y codicia, mientras te exigen más, siempre más. Tú, trabajador, ciudadano, generoso sigues siendo solo un número en su maquinaria, un recurso explotable en su juego de poder.
Despierta, reclama lo que es tuyo, porque cada billete que ganas debería llevar tu nombre impreso, no el suyo, no lo merecen.
Aprende, edúcate sobre la moneda libre; es la mayor puerta de salida de este manicomio, es un grito de libertad, un acto de rebeldía contra un sistema que te roba a cara descubierta, que diluye todos tus esfuerzos con la inflación y control.
Al adoptarla, te niegas a ser un esclavo, a que decidan por ti lo que te mereces, a que te roben el valor de tu trabajo.
Con ella, podrás ser dueño de tu futuro y el de los tuyos; es tu escudo contra la confiscación, contra la inflación inducida, contra su violencia, es tu herramienta para algún día llegar a ser libre, a ser soberano.
Ella no es solo tecnología; es libertad, es resistencia, es la posibilidad real de dejar de ser un eslabón en esta axfisiante cadena que nos han puesto a todo al cuello.
Cada transacción es un acto de disidencia, es mucho mas que un acto de rebeldía, es un golpe al monstruo que se alimenta de ti. Niégale al monstruo su sustento, recupera lo que te pertenece y di un basta silencioso a la maquinaria que te explota.
Sé libre, sé dueño de ti mismo. Sé un individuo soberano.
Resiste, sé un fantasma en su sistema, una fisura en su andamiaje.
Sé una guía para los que tienes cerca, un puente para ayudarles luchar también por su libertad.
La privacidad no es un capricho. es el último refugio, hoy aún puedes resistir, hoy aún puedes elegir el silencio, y desde ese silencio, recordar lo que significa ser humano.
Yo elijo ser una criatura de los fondos abisales, donde ni la luz ni la curiosidad insaciable puedan alcanzarme. No permito que vengas disfrazado de Jacques Cousteau a profanar mi oscuridad con focos de 200 watios, a arrancarme de mi santuario de sombras y silencio, a exponer mis formas secretas, escondidas bajo kilómetros de agua y olvido, porque si te veo me revolveré contra ti y conocerás de que soy capaz.
No me ilumines con tus propuestas, no me estudies como a un bicho raro, no me robes la dignidad de lo desconocido, déjame en paz, en mis abismos, donde el mundo no pueda encontrarme, donde yo pueda ser, simplemente, lo que la vida quiso que fuera.
Un Misterio, no un espectáculo.